Tuesday, January 18, 2011

Enseñanzas de una Madre Tigre

"Mucha gente se pregunta cómo los padres chinos se apañan para criar típicos niños exitosos"... Así comienza el ensayo de Amy Chua, Por qué las madres chinas son superiores, publicado en The Wall Street Journal. El mismo ha generado más de 5000 comentarios en el sitio web del periódico, incontables publicaciones en blogs y más de una nota de reconocidos sitios de noticias que invitan al debate.

Esta profesora de Derecho de la Universidad de Yale, compara los estilos de educación y crianza que padres occidentales y orientales proveen a sus hijos. Para Amy, mientras los primeros "intentan respetar la individualidad de sus pequeños, animándolos a perseguir sus sueños, apoyando sus desiciones y proveyendo un refuerzo positivo y un ambiente acogedor; como contraste, los chinos creen que la mejor manera de proteger a sus hijos es preparándolos para el futuro, permitiéndoles ver de lo que son capaces, y armándolos con habilidades, hábitos de trabajo y confianza interna que nunca nadie podrá quitarles."

Entonces, ¿qué es lo que provoca tanta polémica de los dichos de Chua? En el mismo ensayo, Amy cuenta que sus hijas nunca tuvieron permiso para...
- aisistir a una pijamada
- tener una cita de juegos
- participar en una obra escolar  
- quejarse por no participar en una obra escolar
- ver televisión o jugar juegos de video
- escoger sus propias actividades extracurriculares
- sacar una nota menor que A
- no ser estudiantes Nº 1 en cualquier materia excepto en gimnasia o drama
- tocar cualquier instrumento que no fuera piano o violín
- no tocar piano o violín

A su vez, relata una anécdota en la que, después de que Lulu, su hija de 7 años, hiciera berrinches y pataletas tras darse por vencida en la interpretación de una difícil pieza de piano, Amy la amenazó con  privarla de agua, alimento y momentos para ir al baño hasta que lograra su objetivo. Tras horas de insultos detrás de cada intento fallido -y hasta un enfrentamiento con su marido-, la autora pudo notar cómo su hija de a poco empezaba a lograrlo, hasta que finalmente la pieza fue interpretada. Esa noche, madre e hija durmieron abrazadas y felices.

Como era de esperarse, la prensa no dejó pasar oportunidad para publicar notas que enfocándose sobre todo en el extremismo de los métodos de Amy Chua, lograron avivar la escandalización de los lectores en foros y espacios para comentarios, haciendo que la crítica de la autora a la enseñanza occidental, quedara relegada a segundo plano. Así, por ejemplo, ABC Internacional, la describe como "una profesora de Derecho en la Law School de la Universidad de Yale, que pretende enseñar al resto del mundo cómo su método educativo, y el del resto de madres orientales, ha logrado convertir a sus hijas en pequeños genios de las matemáticas y la música"; y Dan Martín (AFP), titula su nota: Polémica por libro que propone vilipendiar a niños para educarlos mejor y escribe que "El libro de una estadounidense de origen sino-filipino que cree necesario ´vilipendiar´ a los niños para lograr mejores resultados educativos, contrariamente a lo que considera ocurre en países occidentales, ha desatado una amplia polémica en internet. En partes de su libro Himno de Batalla de una Madre Tigre, publicadas por el Wall Street Journal, la profesora de la Universidad de Yale Amy Chua afirma que, para los padres ´chinos´, la ´solución para evitar resultados insuficientes es vilipendiar, castigar y avergonzar al niño´."

Si bien no aprobamos el extremismo de los métodos de Chua, tampoco dejamos de tomar nota de su crítica al sistema de crianza de los padres occidentales que, en vez de ordenar a sus hijos que saquen buenas notas, sólo les piden que hagan lo mejor que puedan, mientras luchan con sus propios sentimientos conflictivos acerca del éxito e intentan convencerse a si mismos de que no están decepcionados por cómo sus hijos han resultado.

Como asevera la autora, no se trata de que los padres chinos no se preocupan por sus hijos, sino exactamente lo contrario. Lo sacrificarían todo por ellos. Sólo se trata de un modelo de crianza totalmente diferente. "Todo padre decente quiere hacer lo mejor por sus niños. Los chinos sólo tienen una idea radiclamente distinta de cómo hacerlo." 
De acuerdo con un artículo de semana.com, se han escuchado voces de crítica de norteamericanos de origen chino que han vivido esta realidad y argumentan algo que omite Chua. Sostienen que no todo el mundo puede ser un genio y que este régimen espartano no garantiza resultados exitosos. En muchas ocasiones, los niños cuando crecen se rebelan contra sus padres y abandonan el piano y el violín. Esto para no hablar de casos más graves, como fracasos, resentimiento y suicidio.
En Retreat of the tiger mother, publicada recientemente en The New York Times, Kate Zernike nos cuenta que, en entrevista a Amy Chua, esta última confiesa que su verdadero crimen puede haber sido haber dicho la verdad. "Siento que la gente no es tan honesta sobre sus maneras de crianza" (...) "Toma cualquier hogar con adolescentes y dime si ahí no hay gritos y conflictos".  
En las misma entrevista, la Sra. Chua contó que sus hijas han estado ansiosas por hablar a favor del libro, pero que ha estado protegiéndolas de la publicidad. Sin embargo, adelantó que las niñas finalmente tuvieron sus citas de juegos -aunque no muchas entre los 9 y 13 años, debido a las prácticas de música. Sofía, ahora de 18 años, tiene novio, contó. "Mis hijas tienen esas cosas como sea que se llamen - iPods", dijo. "Ellas tienen cuentas de iTunes."

A manera de análisis, en la nota de Letra Urbana La constitución subjetiva y los diagnósticos invalidantes, Beatriz Janin se pregunta qué lugar pueden ocupar los niños y qué proyectos les proponemos cuando en la época actual vivimos en una sociedad en la que "se idealiza el éxito fácil, la competencia, el individualismo, la imagen, en la que los mandatos son del tipo: sólo hazlo, en que hay un exceso de información, en que los ritmos son vertiginosos, en la que lo temido es la exclusión"

"Solemos lanzar a los niños a una excitación excesiva sin sostén y sin posibilidades de metabolizar a través del juego lo que les pasa. Los ubicamos como adultos antes de tiempo y les exigimos largas jornadas escolares desde épocas muy tempranas de la vida." (...) "Esto en un mundo en el que los adultos también nos sentimos muy presionados, exigidos en exceso. Así, padres y docentes suelen suponerse fracasados si los hijos o los alumnos no cumplen con aquello que la sociedad demanda."

"Esto lleva a que muchas variaciones que podrían ser transitorias, por tiempos diferentes en la adquisición de las potencialidades, se vivan como permanentes, signando a alguien para siempre. Y se supone que el rendimiento de un sujeto durante los primeros años de su vida determina su futuro, desmintiendo que todo niño, como sujeto en crecimiento, está sujeto a cambios. Desmentida que lleva a coagular un proceso, dificultando el desarrollo."



1 comment:

  1. Confieso: soy una madre "oveja" y soy orgullosa

    En Italia también se habla de las "madres tigres" en un blog de uno de los periódicos mas importantes que hay.
    Esta madre confiesa de ser el opuesto de estas madres y dice:

    "Confieso: soy una madre oveja, al revés de la madre tigre que tanto hace hablar en estos días en todo el mundo.
    No estoy de acuerdo porque yo trato de de enseñar a los niños a ser libres, felices y respetuosos de los demás, que sólo es posible si yo vivo en armonía con los demás.
    Admitida mi culpabilidad, me permitan una pregunta. Estamos realmente seguros de que los niños de un tiempo, que han crecido en los años 60-70-80 como nosotros eran mucho mejores que estos? O que somos los adultos a perder la paciencia por una vida estresada y histérica , demasiado pesada para cuidar bien los pequeños, para no tolerar más que nuestros espacios y nuestra tiempos se reduzcan?
    Lo que cambió, tal vez es nuestro sentir inadecuado en comparación con la tarea formativa que nos espera: nuestros padres no eran así, para ellos tener hijos era una cosa obvia y natural y no un tipo de empresa titánica cómo a veces nos parece.
    Por eso dejemos en paz los niños. Tendríamos que mirarnos en el espejo y confesar nuestras debilidades, sino también nuestros temores y disgustos, y hacemos esta cosa aunque si no tenemos hijos. Y seamos sinceros: nosotros eramos peores!!"

    el articulo:
    http://27esimaora.corriere.it/articolo/confesso-sono-una-mamma-pecorae-me-ne-vanto/

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