Wednesday, December 5, 2012

Conversación con Fernando Aramburu y Roberto Ampuero




Roberto AMpuero.Foto Letra Urbana


La verdad histórica frente a la ficción en la novela

Por Batia Cohen



Fernando Aramburu reconocido escritor español, con títulos como Fuegos con limón y el Trompetista del utopía, presentó su nueva novela Años lentos acompañado por el ahora embajador de Chile en México, el renombrado escritor Roberto Ampuero conocido por sus escritos como Nuestros años verde olivo, Cita en el azul profundo quien habló de su recién publicado libro El último tango de Salvador Allende. La reunión se dio a cabo dentro del marco de la Feria Internacional del Libro en Miami, donde el Centro Cultural Español organizó una serie de conferencias intituladas Conversaciones Trasatlánticas con la idea de establecer un dialogo intelectual entre autores españoles con escritores latinoamericanos.
            La plática entre los escritores tomó una forma fluida, como si fueran viejos amigos que se encuentran de nuevo. Aunque admitieron que tenían poco de conocerse, tenían mucho en común. Fernando Aramburu y Roberto Ampuero recalcaron su relación con Alemania donde Fernando reside actualmente y donde Roberto vivió gran parte de su vida. Los puntos en común fueron foco de la conferencia en especial la distancia que tienen con la tierra en donde han nacido, “recuerdo la soledad, una especie de psicosis, de pérdida del idioma propio” dice Aramburu en tono meditativo, en sus palabras está permeada la nostalgia del lenguaje común, el trayecto recorrido lejos del país natal. “Yo no sabía alemán. Solo sabía 250 palabras que aprendí en el tren, por el trayecto”.
Fernando Aramburo.Foto Letra Urbana
Se conversó acerca de lo que significa volver de vez en cuando a su sitio de origen “Llegue a creer que el idioma se me oxidaría”, el vasco contó, aunque luego afirmó que eso le resultó provechoso más adelante en sus escritos; comenzó a anhelar escuchar en las calles el fluir de la lengua materna, y cuando iba de visita a San Sebastián, “anotaba los nuevos giros”, los sortilegios lingüísticos que se crean con el paso del tiempo, las nuevas sutilezas en el hablar, comenzó a “escribir con la conciencia del propio idioma, con los matices, el sabor que pueden tener los vocablos” como él mismo comentó, pues “a menudo los que viven inmersos en la cotidianeidad del idioma no lo pueden entender”. Ampuero quien hoy vive en México, había estudiado en Valparaíso en el colegio alemán y después de una larga trayectoria por el mundo incluyendo Alemania del Este, Cuba, Suecia y Estados Unidos admite que hace mucho que no vivía en el mundo donde se habla español. A Roberto Ampuero le alegra volver a lanzarse a su “propia piscina” y expresa como “es una sensación maravillosa presentarse frente al idioma fresco”, su idioma se había quedado congelado, como él lo relata, pero lo ha hecho alerta al desarrollo del idioma y hoy descubre “la relación con la memoria del país”. 
Muchas de las obras de Aramburu nos hablan del conflicto español en el país vasco, la ETA, los ataques terroristas, las amenazas, la violencia, los asesinatos. El autor señaló que aunque estaba geográficamente lejos de esta realidad, el conflicto estaba muy presente en su vida. Aramburu quien decidió mudarse a Alemania siguiendo un amor, plantea que él no hubiera sido el escritor que es si no hubiera salido de España, mientras que Ampuero quien salió de Chile huyendo del golpe de estado de Pinochet, se asentó en la entonces Alemania del Este y allí conoció a su amor. Riéndose de las circunstancias que los unen, los dos autores se reconocen hacedores de su propio destino y recapacitan hoy más que nunca acerca de los beneficios de este “vagabundeo” como lo califica Ampuero. Este ir y venir lo ha hecho madurar dentro de la literatura, “la experiencia del desplazamiento geográfico, (y) la condición de nómades”  le ha permitido ver en perspectiva lo que sucede en su país de origen, lo ha hecho reflexionar desde un punto de vista más humano y general. “Salir del bosque” afirma Roberto “te permite ver los arboles entre los cuales creciste”.
Foto Letra Urbana
Aramburu y Ampuero se mostraron de acuerdo al hablar de la importancia de la literatura en castellano y el poder que tiene lo escrito de transportarnos a sitios y a momentos específicos dentro de la historia. Sin embargo, los dos autores coincidieron asombrados de lo que puede lograr la pluma y como lo escrito puede convencer al lector que la ficción es real, que los personajes existen, y como todo lo anotado se vuelve verdad a los ojos del lector. Los dos autores concordaron que en ningún momento han pretendido con sus escritos una lección política: plasman a sus personajes dentro de momentos históricos, son testigos de hechos reales pero los individuos son ficticios. “El matrimonio de la literatura con la política no me gusta mucho” admite Aramburu “La historia es la que pierde… En cuanto se introduce un elemento imaginario, la verdad histórica se viene abajo”.
El último tango de Salvador Allende que presenta Roberto Ampuero, nos remite a un momento político importantísimo en la vida del autor. “No quería ensalzar o endiosar a una figura política… o demonizarla” es la interpretación del autor de los últimos meses que Allende vive desde un punto de vista íntimo, doméstico, “no el hombre de los grandes discursos” como el mismo autor menciona. “La literatura tiene la capacidad de fabular y se puede dialogar con la historia misma” asevera Roberto, a lo que responde Fernando Aramburu: “La tarea del autor de ficción, no es el horizonte de la verdad histórica”.
El coloquio fluctúa dentro de la cuestión de separar la novela de lo que se denomina como novela histórica, de la cual ninguno de los dos escritores se siente partícipe. Afirman que en sus escritos quieren dar la sensación de cómo se vivieron los fenómenos históricos, pero más bien de los momentos cotidianos, y quieren contar las vidas triviales de sus personajes ficticios. Abogan por la libertad creativa y no por la veracidad histórica que acumula datos. “Muestro casos humanos, procuro tocar el corazoncito de la gente” dice Aramburu. Ampuero siempre de acuerdo admite que existe una “complicidad entre el lector y  el autor de novelas cuando toca temas históricos”. ‘Pero…” refuta Aramburu “el lector no tiene porque comprobar si eso ha sucedido o no. Si la novela tiene densidad humana podría emocionar, hacer llorar o reír al lector, experimentar una sensación interna aunque uno no conozca la verdad histórica… La literatura y la historia van separadas”
La charla sigue su curso y Roberto Ampuero argumenta para seguir ahondando en el tema: “La Historia narra cosas objetivas, pero en verdad son articulaciones subjetivas. Tiene el historiador una obligación, recopilar fuentes, pero la visión sobre el pasado es una construcción que la utilizan los gobiernos, sobre todo las dictaduras. El comunismo estalinista, el nazi- fascismo. Presentar la historia según quien tenga el poder, es como se puede manejar a la sociedad. Mientras que el novelista puede ser más sincero pues admite que miente”. A  lo que responde Aramburu introduciendo su libro: “La novela tiene que explicarse por sí misma… Yo hago un juego en Años lentos: escribo acerca de un señor ficticio que tiene la misma edad que yo, me manda un informe y me pide que yo escriba una novela acerca de esos datos, me exige que cambie los nombres de los familiares”, Fernando Aramburu actúa como él mismo, y en su libro mezcla lo que dice el “informe” con los “apuntes del escritor”, en donde defiende la mentira literaria y utiliza la paradoja. El autor se detiene y analiza: “Los escritores somos bichos raros… para estar con otros. Escribimos en soledad, salimos de casa a hablar en público aunque no es nuestra tarea. Exprimo mi memoria, tengo poco talento para compartir con otros hablando acerca de mis obras”.
            Dado el pasado comunista de Roberto Ampuero y los testimonios novelados acerca de la ETA por parte de Fernando Aramburu la pregunta que realicé fue la siguiente: ¿Cómo han cambiado o se han mantenido sus ideas políticas con el paso del tiempo? A lo cual Aramburo  contestó con una sonrisa: “…con frecuencia veo un debate en televisión, tanto me convence uno como el otro. Me contradigo, eso es una garantía de que no soy peligroso. Eso sí, desconfío mucho de las personas que no ejercen el humor, no estoy de acuerdo con el fanatismo. Dedicar mi esfuerzo para favorecer una postura ideológica, ¡para nada! , pero, la política como ética sí me interesa mucho, a mí lo que me interesa es la gente, el ser humano en su faceta como individuo, el ser humano dentro de la sociedad.” Ampuero por el otro lado respondió: “Abracé una causa política en mi juventud. Obviamente si escribí algún poema en ese momento, estaba marcado, influido por esto, uno no escapa de esto. Lo interesante es que después de vivir en distintos lugares y aprender de distintas culturas uno ve un sentido más amplio de las cosas. La política partidaria no tiene espacio dentro de la novela, si se filtra va a hacer que esa novela muera muy prontamente. Hay ciertos compromisos que uno abraza, pero son humanitarios. Para mí un compromiso ineludible es el tema de los derechos humanos, de la libertad individual, eso sí permea mi literatura a la hora de escribir. La literatura se construye con el panorama histórico más extenso, pero va hacia lo individual.”
Y con esa conclusión abierta nos dejaron los dos autores, con esos vacios inexplicables que los escritores se especializan para incitarnos a seguir leyendo, para adentrarnos en los relatos, en las palabras, en otros mundos creados por el lenguaje, para hacernos sentir con el vaivén de las frases, de las oraciones y de las metáforas emociones que se recrean con las alegorías y las alusiones, para finalmente adentrarnos en la ficción.


Preguntas para Fernando Aramburu
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Nos puedes hablar de cómo surgen tus ideas para escribir? ¿Qué es lo que te inspira? ¿Cómo organizas la mente para construir una novela?
¿Cómo consideras el lenguaje? ¿Es un instrumento de comunicación o forma parte de tu fuente de inspiración?
Tus novelas pertenecen a un mundo dentro de un marco histórico ¿Puedes decirnos cómo construyes a tus personajes?
¿Cuál es la razón que hayas dejado de hacer poesía?
Sin duda el escribir en castellano lleva un bagaje de por sí de toda la literatura que hay por detrás, pero ¿existe algún autor en especial que te haya influenciado directamente o que te haya marcado? ¿Tienes algún autor predilecto?
Tu última novela “Años lentos” incluye toda una época histórica en España. ¿Podrías decir que hay algo de autobiográfico en ella?
¿Crees que el escribir acerca de la ETA te ha encasillado de cierta manera como escritor? 
¿Consideras que el escritor tiene una responsabilidad social o es un artista que expresa sus ideas?
¿Consideras que el vivir en Alemania te ha cambiado como escritor? ¿Consideras  que es una ventaja o desventaja vivir fuera del país de origen?
¿Qué opinas del futuro de la literatura? ¿Será reemplazada por el mundo digital?

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