Por Madeleine de Cubas
El pasado 18 de Abril, del 2013 se
dio inicio a la Feria Internacional del Libro de Bogotá, considerada como uno
de los tres eventos literarios más importantes de Suramérica. Este año el
invitado de honor fue Portugal, que contó con un inmenso pabellón de tres mil
metros cuadrados dedicado al mar, con destacados expositores y escritores y las
cantantes Misía y Ana Moura. Pilar del
Río, viuda del Premio Nobel de Literatura, José Saramago, fallecido hace dos
años, fue entrevistada por la escritora colombiana Laura Restrepo.
En las magníficas instalaciones de Corferias,
con el auspicio de esta organización y el de la Cámara Colombiana del libro de
Bogotá, durante dos semanas, hasta el 1
de Mayo del 2013, a pesar del tráfico enloquecido y de la lluvia que
puntualmente azotó todas las tardes la capital, se dieron cita cerca de
cuatrocientas mil personas de Colombia y el mundo que se deleitaron con la
música colombiana y las innumerables actividades culturales que se llevaron a cabo. Fue posible conocer y escuchar a varios de los
doscientos escritores que participaron en el evento, entre ellos el Premio
Nobel de Literatura del 2008, el francés Jean Marie Gustave Le Clezio, el suizo
Peter Stamm, el japonés Satoshi Kitamura, quien atrajo la atención de los niños
y de numerosos colegios; los colombianos Juan Gabriel Vásquez y Santiago Gamboa
y otros muchos llegados de distintos puntos del planeta.
A través de la Sociedad de la Imaginación, que
dirige el editor, escritor y poeta Milcíades Arévalo, quien durante 26 años
acude puntualmente a su cita anual con la literatura, participé como panelista
con cinco escritores más, para lanzar mi novela Los Zapatos de Isidro, una
apasionante historia, que rinde homenaje a nuestra música y a las bondades de
nuestro pueblo y que se desarrolla en Cali y en las playas del Pacífico de
Colombia.
Aunque hay que aceptar que nada es perfecto, y
si bien los resultados fueron en términos generales muy positivos, hubo fallas
y contratiempos que quizá han podido evitarse y de no haber sucedido habrían
hecho de la Feria del Libro de Bogotá la primera de habla castellana del mundo.
Por ejemplo, el auditorio que se le
adjudicó a la viuda de Saramago para la entrevista fue demasiado pequeño. Al punto que, a pesar de haber llegado con
veinte minutos de anticipación, unas ochenta personas no pudimos entrar y
permanecimos frustradas bajo la lluvia.
A manera de consuelo en mi caso puedo decir que yo ya había visto a
Pilar del Río en Miami en el Centro Cultural Español, pero estaba deseosa de
asistir y escuchar la entrevista.
Por otra parte, aunque la prensa literaria era
bastante accesible si uno se acercaba a ella, los periodistas se concentraban
en cubrir voluntariamente sólo los eventos de los autores reconocidos, lo cual
no niego que es comprensible, pero es que a los autores independientes apenas
nos concedían un mínimo de cubrimiento y únicamente si lo pedíamos. Un hecho con el que coincidió y lamentó uno
de los editorialistas venido de España. Como
autora independiente que soy, de lo cual me siento muy orgullosa, creo que se
le debería dar mayor oportunidad a quienes tratamos de abrirnos camino en este
difícil, pero apasionante campo de los libros.
No obstante, como ya dije, la experiencia fue gratificante y del mayor
interés y no dudaría en volver a acudir a las próximas Ferias.