Roberto AMpuero.Foto Letra Urbana |
La verdad histórica frente a la ficción en la novela
Por Batia Cohen
Fernando
Aramburu reconocido escritor español, con títulos como Fuegos con limón y el Trompetista del utopía, presentó su nueva
novela Años lentos acompañado por el
ahora embajador de Chile en México, el renombrado escritor Roberto Ampuero conocido
por sus escritos como Nuestros años
verde olivo, Cita en el azul profundo quien habló de su recién publicado
libro El último tango de Salvador
Allende. La reunión se dio a cabo dentro del marco de la Feria
Internacional del Libro en Miami, donde el Centro Cultural Español organizó una
serie de conferencias intituladas Conversaciones
Trasatlánticas con la idea de establecer un dialogo intelectual entre autores
españoles con escritores latinoamericanos.
La
plática entre los escritores tomó una forma fluida, como si fueran viejos
amigos que se encuentran de nuevo. Aunque admitieron que tenían poco de
conocerse, tenían mucho en común. Fernando Aramburu y Roberto Ampuero recalcaron
su relación con Alemania donde Fernando reside actualmente y donde Roberto
vivió gran parte de su vida. Los puntos en común fueron foco de la conferencia
en especial la distancia que tienen con la tierra en donde han nacido, “recuerdo
la soledad, una especie de psicosis, de pérdida del idioma propio” dice
Aramburu en tono meditativo, en sus palabras está permeada la nostalgia del
lenguaje común, el trayecto recorrido lejos del país natal. “Yo no sabía
alemán. Solo sabía 250 palabras que aprendí en el tren, por el trayecto”.
Fernando Aramburo.Foto Letra Urbana |
Se conversó acerca de lo que significa volver de vez
en cuando a su sitio de origen “Llegue a creer que el idioma se me oxidaría”, el
vasco contó, aunque luego afirmó que eso le resultó provechoso más adelante en
sus escritos; comenzó a anhelar escuchar en las calles el fluir de la lengua
materna, y cuando iba de visita a San Sebastián, “anotaba los nuevos giros”, los
sortilegios lingüísticos que se crean con el paso del tiempo, las nuevas
sutilezas en el hablar, comenzó a “escribir con la conciencia del propio
idioma, con los matices, el sabor que pueden tener los vocablos” como él mismo
comentó, pues “a menudo los que viven inmersos en la cotidianeidad del idioma
no lo pueden entender”. Ampuero quien hoy vive en México, había estudiado en
Valparaíso en el colegio alemán y después de una larga trayectoria por el mundo
incluyendo Alemania del Este, Cuba, Suecia y Estados Unidos admite que hace
mucho que no vivía en el mundo donde se habla español. A Roberto Ampuero le
alegra volver a lanzarse a su “propia piscina” y expresa como “es una sensación
maravillosa presentarse frente al idioma fresco”, su idioma se había quedado
congelado, como él lo relata, pero lo ha hecho alerta al desarrollo del idioma
y hoy descubre “la relación con la memoria del país”.
Muchas de las
obras de Aramburu nos hablan del conflicto español en el país vasco, la ETA,
los ataques terroristas, las amenazas, la violencia, los asesinatos. El autor
señaló que aunque estaba geográficamente lejos de esta realidad, el conflicto
estaba muy presente en su vida. Aramburu quien decidió mudarse a Alemania
siguiendo un amor, plantea que él no hubiera sido el escritor que es si no
hubiera salido de España, mientras que Ampuero quien salió de Chile huyendo del
golpe de estado de Pinochet, se asentó en la entonces Alemania del Este y allí
conoció a su amor. Riéndose de las circunstancias que los unen, los dos autores
se reconocen hacedores de su propio destino y recapacitan hoy más que nunca acerca
de los beneficios de este “vagabundeo” como lo califica Ampuero. Este ir y
venir lo ha hecho madurar dentro de la literatura, “la experiencia del desplazamiento
geográfico, (y) la condición de nómades”
le ha permitido ver en perspectiva lo que sucede en su país de origen,
lo ha hecho reflexionar desde un punto de vista más humano y general. “Salir
del bosque” afirma Roberto “te permite ver los arboles entre los cuales
creciste”.
Foto Letra Urbana |
Aramburu y
Ampuero se mostraron de acuerdo al hablar de la importancia de la literatura en
castellano y el poder que tiene lo escrito de transportarnos a sitios y a
momentos específicos dentro de la historia. Sin embargo, los dos autores coincidieron
asombrados de lo que puede lograr la pluma y como lo escrito puede convencer al
lector que la ficción es real, que los personajes existen, y como todo lo anotado
se vuelve verdad a los ojos del lector. Los dos autores concordaron que en ningún
momento han pretendido con sus escritos una lección política: plasman a sus
personajes dentro de momentos históricos, son testigos de hechos reales pero los
individuos son ficticios. “El matrimonio de la literatura con la política no me
gusta mucho” admite Aramburu “La historia es la que pierde… En cuanto se
introduce un elemento imaginario, la verdad histórica se viene abajo”.
El último tango de Salvador Allende que presenta
Roberto Ampuero, nos remite a un momento político importantísimo en la vida del
autor. “No quería ensalzar o endiosar a una figura política… o demonizarla” es
la interpretación del autor de los últimos meses que Allende vive desde un
punto de vista íntimo, doméstico, “no el hombre de los grandes discursos” como
el mismo autor menciona. “La literatura tiene la capacidad de fabular y se
puede dialogar con la historia misma” asevera Roberto, a lo que responde
Fernando Aramburu: “La tarea del autor de ficción, no es el horizonte de la
verdad histórica”.
El coloquio
fluctúa dentro de la cuestión de separar la novela de lo que se denomina como
novela histórica, de la cual ninguno de los dos escritores se siente partícipe.
Afirman que en sus escritos quieren dar la sensación de cómo se vivieron los
fenómenos históricos, pero más bien de los momentos cotidianos, y quieren contar
las vidas triviales de sus personajes ficticios. Abogan por la libertad
creativa y no por la veracidad histórica que acumula datos. “Muestro casos
humanos, procuro tocar el corazoncito de la gente” dice Aramburu. Ampuero
siempre de acuerdo admite que existe una “complicidad entre el lector y el autor de novelas cuando toca temas
históricos”. ‘Pero…” refuta Aramburu “el lector no tiene porque comprobar si
eso ha sucedido o no. Si la novela tiene densidad humana podría emocionar,
hacer llorar o reír al lector, experimentar una sensación interna aunque uno no
conozca la verdad histórica… La literatura y la historia van separadas”
La charla
sigue su curso y Roberto Ampuero argumenta para seguir ahondando en el tema: “La
Historia narra cosas objetivas, pero en verdad son articulaciones subjetivas. Tiene
el historiador una obligación, recopilar fuentes, pero la visión sobre el
pasado es una construcción que la utilizan los gobiernos, sobre todo las
dictaduras. El comunismo estalinista, el nazi- fascismo. Presentar la historia
según quien tenga el poder, es como se puede manejar a la sociedad. Mientras
que el novelista puede ser más sincero pues admite que miente”. A lo que responde Aramburu introduciendo su
libro: “La novela tiene que explicarse por sí misma… Yo hago un juego en Años lentos: escribo acerca de un señor
ficticio que tiene la misma edad que yo, me manda un informe y me pide que yo
escriba una novela acerca de esos datos, me exige que cambie los nombres de los
familiares”, Fernando Aramburu actúa como él mismo, y en su libro mezcla lo que
dice el “informe” con los “apuntes del escritor”, en donde defiende la mentira
literaria y utiliza la paradoja. El autor se detiene y analiza: “Los escritores
somos bichos raros… para estar con otros. Escribimos en soledad, salimos de
casa a hablar en público aunque no es nuestra tarea. Exprimo mi memoria, tengo poco
talento para compartir con otros hablando acerca de mis obras”.
Dado
el pasado comunista de Roberto Ampuero y los testimonios novelados acerca de la
ETA por parte de Fernando Aramburu la pregunta que realicé fue la siguiente:
¿Cómo han cambiado o se han mantenido sus ideas políticas con el paso del
tiempo? A lo cual Aramburo contestó con
una sonrisa: “…con frecuencia veo un debate en televisión, tanto me convence uno
como el otro. Me contradigo, eso es una garantía de que no soy peligroso. Eso
sí, desconfío mucho de las personas que no ejercen el humor, no estoy de
acuerdo con el fanatismo. Dedicar mi esfuerzo para favorecer una postura
ideológica, ¡para nada! , pero, la política como ética sí me interesa mucho, a
mí lo que me interesa es la gente, el ser humano en su faceta como individuo,
el ser humano dentro de la sociedad.” Ampuero por el otro lado respondió: “Abracé
una causa política en mi juventud. Obviamente si escribí algún poema en ese
momento, estaba marcado, influido por esto, uno no escapa de esto. Lo
interesante es que después de vivir en distintos lugares y aprender de
distintas culturas uno ve un sentido más amplio de las cosas. La política partidaria
no tiene espacio dentro de la novela, si se filtra va a hacer que esa novela
muera muy prontamente. Hay ciertos compromisos que uno abraza, pero son
humanitarios. Para mí un compromiso ineludible es el tema de los derechos
humanos, de la libertad individual, eso sí permea mi literatura a la hora de
escribir. La literatura se construye con el panorama histórico más extenso,
pero va hacia lo individual.”
Y con esa
conclusión abierta nos dejaron los dos autores, con esos vacios inexplicables
que los escritores se especializan para incitarnos a seguir leyendo, para
adentrarnos en los relatos, en las palabras, en otros mundos creados por el
lenguaje, para hacernos sentir con el vaivén de las frases, de las oraciones y
de las metáforas emociones que se recrean con las alegorías y las alusiones,
para finalmente adentrarnos en la ficción.
Preguntas para Fernando Aramburu
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Nos puedes hablar de
cómo surgen tus ideas para escribir? ¿Qué es lo que te inspira? ¿Cómo organizas
la mente para construir una novela?
¿Cómo consideras el lenguaje? ¿Es un instrumento de comunicación
o forma parte de tu fuente de inspiración?
Tus novelas pertenecen a un mundo dentro de un marco
histórico ¿Puedes decirnos cómo construyes a tus personajes?
¿Cuál es la razón que hayas dejado de hacer poesía?
Sin duda el escribir en castellano lleva un bagaje de
por sí de toda la literatura que hay por detrás, pero ¿existe algún autor en
especial que te haya influenciado directamente o que te haya marcado? ¿Tienes
algún autor predilecto?
Tu última novela “Años lentos” incluye toda una época
histórica en España. ¿Podrías decir que hay algo de autobiográfico en ella?
¿Crees que el escribir acerca de la ETA te ha
encasillado de cierta manera como escritor?
¿Consideras que el escritor tiene una responsabilidad
social o es un artista que expresa sus ideas?
¿Consideras que el vivir en Alemania te ha cambiado
como escritor? ¿Consideras que es una
ventaja o desventaja vivir fuera del país de origen?
¿Qué opinas del futuro de la literatura? ¿Será
reemplazada por el mundo digital?
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